Raúl Norberto Confalonieri

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Receta para el Exito

Autor: Raúl N. Confalonieri - 3 de Febrero de 2015.

Introducción

Es muy probable que, en el momento de encarar la lectura de la presente obra, Ud. se encuentre en una de las dos siguientes situaciones:

  • Ud. está satisfecho con la vida que lleva.

  • Ud. no está satisfecho con la vida que lleva.

En el primer caso, permítame que lo felicite. Ud. es uno de esos poquísimos afortunados con quienes la vida ha sido particularmente generosa, en todo sentido. Me resulta difícil pensar en alguna razón por la cual Ud. pudiera haber adquirido este libro. Le recomiendo que lo devuelva o canjee por alguna obra que esté más de acuerdo con su actual status vivencial, y siga con lo suyo alegre y despreocupadamente.

En el segundo caso, bienvenido. Ud. forma parte de un “club” muy numeroso. Ud. está harto de ser un gris. Un mediocre. Un nadie. Un oscuro ganapán (obrero, empleado o profesional) que en algún momento de su vida soñó con ser “alguien”. Pero que, en un fugaz momento de lucidez, se dio perfecta cuenta de haber sido espectacularmente exitoso en fracasar en el logro de esa meta. En definitiva, Ud. es alguien que ha llegado a la conclusión de que se ha pasado la vida subiendo peldaños de escaleras apoyadas en las paredes equivocadas y recorriendo caminos que no llevan a ningún lugar (por lo menos, a ningún lugar que sea de su agrado).

No obstante, Ud. es contumaz. Persiste tercamente en la búsqueda. Quiere saber cómo hacer para lograr eso que los iluminados del momento llaman “una mejor calidad de vida”. En definitiva, Ud. quiere ser rico, famoso y feliz. Desea saborear las dulces mieles de la abundancia, del éxito, y la notoriedad. Anhela con fervor el aplauso de las multitudes. Suspira por ganarse el afecto de las grandes muchedumbres. El problema es que no tiene la más pálida idea de como lograrlo.

Por suerte, yo estoy aquí, presente en este texto, para acudir generosamente en su ayuda. No pierda más tiempo buscando infructuosamente. Le propongo una receta infalible que lo convertirá en el ídolo amado y admirado de las masas. Con una muy modesta inversión de tiempo y dinero, podrá Ud. convertirse en un ícono espiritual de cualidades místicas cuyas palabras, apenas pronunciadas, se convertirán en artículo de fe para cualquier mortal que las escuche. Con un esfuerzo muy moderado de su parte, podrá ser Ud. el vehículo del inmediato esclarecimiento, de la iluminación instantánea de todo aquel que se avenga a nutrirse de su infinita sabiduría. Y con ello vendrá la adhesión incondicional de las masas sedientas de alimento y guía espiritual... y los cuantiosos dinerillos que tal condición trae aparejada.

La receta es... (suenan gongs tailandeses, tamtams zulúes y zikus puneños):

Escriba un libro de autoayuda.

¿Qué? ¿La idea no le parece genial? ¿Está Ud. loco? ¿Qué tiene en la cabeza? ¿No se ha percatado de la desmesurada notoriedad que alcanzan los autores de tales obras? ¿Sabe Ud. el dinero que ganan? ¿Ha evaluado el poder que detentan sobre sus lectores? Ah... recien ahora le cae la ficha. Bueh, parece que es Ud. un poco lento de entendederas. Pero no se preocupe. La escasez de neuronas no es en absoluto un obstáculo para poner en práctica mi fórmula. Es más, ser dueño de una inteligencia limitada es una ventaja para su correcta ejecución. Sólo tiene que seguir al pie de la letra las instrucciones que le voy a dar y el éxito, la fama y la fortuna lo estarán esperando al final de la travesía, para que Ud. las disfrute a su sabor.

Para comenzar, deberá Ud. contar con los siguientes ingredientes básicos:

  • Computadora personal. Seguramente ya tiene una y probablemente la utiliza para desperdiciar estúpidamente su tiempo leyendo y comentando las descalificantes pavadas que sus “amigos electrónicos” publican en las redes ¿anti?sociales. Si no, cómprese una y aprenda a usarla, ¡pedazo de Cromagnón!

  • Conexión a Internet. ¿Todavía no tiene una? Dígame: ¿Está Ud. vivo? ¿Cómo hace para sobrevivir en esta hiperconectada aldea global? ¿Qué hace con la PC? ¿Jugar al Solitario? O peor aún... ¿Trabajar con ella? Así podrá ir zafando, pero de ninguna manera se acercará a las elevadísimas metas que le estoy proponiendo.

  • Procesador de textos. A esta altura del siglo XXI Ud. ya debería saber cómo usar uno con pasable destreza. Si no, pídale a su hijo (o nieto) de 4 años que le dé una clase magistral al respecto. Y ruéguele que tenga paciencia con su torpeza y no se ría de las tonterías que Ud. hace en el intento de abandonar su condición de analfabeto computacional.

  • Saber leer y escribir. Ya sé que es mucho pedir, pero debe Ud. dominar la lengua de Cervantes, al menos en grado suficiente como para hilvanar algunos párrafos de manera más o menos inteligible y coherente. De todas maneras, adquiera un buen diccionario y una gramática castellana, y si es posible, un manual de sintaxis... por las dudas.

  • Tiempo para reflexionar sobre la mejor manera de urdir la trama de la genialidad literaria que lo catapultará al éxito más rotundo —o sea que deberá estar al pedo la mayor parte de sus días... que de todas maneras es como está actualmente, ¿no?

Bien, ahora que en un paroxístico orgasmo intelectual se ha dado cuenta Ud. de las excepcionales posibilidades que ofrece la idea que le estoy sugiriendo, y de lo modesto de la inversión necesaria para hacerlas realidad, bien cabe hacer la pregunta fundamental: ¿Autoayuda sobre qué? Despues de todo, los estantes de las librerías están que desbordan de obras de esta clase. Ese es precisamente el tema que trataré a continuación.

La Importancia de la Temática

La elección de la temática adecuada es de capital importancia. Debe Ud. buscar alguna que sea motivo de gran preocupación para un gran número de personas. Mientras más preocupante sea para más gente, mejor. Lo ideal es encontrar una cuestión que sea motivo de insomnio, angustia, depresión, ansiedad, fobias, y/o ataques de pánico en sus futuros lectores.

Asuntos tales como la caspa, la pediculosis, la constipación, la obesidad, el funcionamiento de la Selección Argentina o las siliconadas glándulas mamarias de la última tarada de moda en la TV, deben ser desechados de plano desde un principio. Si bien es cierto que despiertan un cierto interés en el populacho, no son material utilizable en su obra por tratarse de cuestiones mundanas, que no le quitan el sueño a nadie y sólo sirven como material chismográfico. Además, ya son cubiertas por publicaciones y/o espacios radiales y televisivos especializados.

Por otra parte, estos son temas que forman parte de la realidad, y el objetivo es alejar al lector de la realidad. Sus lectores son ¿personas? que se encuentran en una situación parecida a la suya, o sea que no soportan la realidad que están viviendo —si la soportaran, o peor aún, si les gustase, no formarían parte de su futura clientela. Si les proporciona más realidad, es probable que huyan en tropel a buscar otro autor, lo que lo alejará de la meta ansiada por Ud. Elija algo que los haga soñar en grande. Apunte a cuestiones de dimensiones cósmicas. Por ejemplo, la fama, la fortuna y la felicidad (y la forma de conseguirlas con facilidad).

Ya me imagino al lector pensando “¿Pero como? ¿Voy a hacerme feliz, rico y famoso escribiendo un libro que le enseñe a la gente cómo ser feliz, rica y famosa?”. Por supuesto. De eso se trata todo este asunto. ¿Quién no quiere ser feliz, rico y famoso? Y sobre todo... ¿quién no quiere serlo con poco o ningún esfuerzo de su parte? Además, mi querido lector, Ud. no les va a enseñar nada de eso porque: a) Es algo que no se puede enseñar y b) Aunque se pudiera, Ud. no lo sabe (Despues de todo, si se pudiera y Ud. lo supiera, no estaría leyendo esto). Sólo tiene que hacerles creer que lo sabe y convencerlos de que lo pueden aprender leyendo su obra, lo cual es más que suficiente para lograr sus fines.

En esto radica la genialidad de la idea. Todo el mundo quiere fama, fortuna y felicidad. E insisto, a riesgo de sonar reiterativo, en que todo el mundo quiere obtenerlas con el mínimo esfuerzo posible. Todo el mundo quiere recetas fáciles, fórmulas mágicas y encantamientos infalibles para hacer realidad sus deseos más preciados. Si Ud. se las ofrece... ¿por qué no se las van a comprar? ¿No se venden millones de libros de autoayuda? ¿Por qué no les va a vender Ud. el suyo también? Siempre hay lugar para uno más, decía una conocida y exitosa publicidad. Armese de coraje y anímese. Explíquele a la masa de inválidos cerebrales como lograr con facilidad lo que quieren y será Ud. feliz, rico y famoso. Y si ellos no llegan a serlo luego de leer su libro, bien puede Ud. aducir que no lo entendieron (recuerde que los genios siempre fueron incomprendidos al principio) o que no siguieron al pie de la letra su infalible y mágico conjuro. Esto le dara la excusa para escribir otro libro, por supuesto (y hacer más dinero y fama comercializándolo, por supuesto). Eso es exactamente lo que hacen los gurúes que escriben libros de autoayuda y tan mal no les va.

Advertencias

Aquí me voy a detener un momento para formularle una serie de advertencias que deberá tener muy en cuenta.

  • No intente hacer pensar a sus lectores en modo alguno. Es una agresión gratuita someterlos al doloroso proceso del pensamiento reflexivo profundo. Las personas que adquieren el tipo de literatura que Ud. va a producir suelen ser por naturaleza impermeables a todo tipo de razonamiento lógico y huyen despavoridas cuando alguien intenta generar algún tipo de actividad en sus neuronas. Además, pensar es algo a lo que no sólo no están acostumbrados, sino que es políticamente incorrecto, según nos bombardea la propaganda y el ejemplo del establishment político, social y educacional. Peor aún, probablemente sea inmoral y hasta es probable que engorde. Como muy bien decía el Sr. Rector de la Universidad de Cervera en una carta a Fernando VII en el siglo XVIII: “nada más lejos de nosotros que esa funesta manía de pensar”.

  • Para hacer más creibles las gansadas que Ud. pretende venderle al doliente rebaño, es casi seguro que deba apelar al relato de sucesos gestados por los Inconmensurables Poderes Superiores. Mucho cuidado con invadir los territorios ocupados por las religiones tradicionales orgánicamente establecidas. No está demostrado que las deidades que veneran sean celosas y vengativas, pero la historia nos muestra que estas organizaciones, en las personas de sus sacerdotes y seguidores, sí lo son. Y mucho. A lo largo de la historia, las torturas, las mazmorras y la hoguera han sido la réplica constante que estos piadosos seres tienen reservada a quienes no son lo suficientemente respetuosos para con sus dioses y sus jerarquías, y mucho peor si pretenden disputarles el terreno que consideran de su exclusiva propiedad. Despues de todo, estos caballeros han trabajado duro por milenios para tratar de monoplizar el mercado de las creencias y pobre de aquel que se atreva a desestabilizarles el negocio. Y si bien ahora ya no hay hogueras, siguen teniendo un enorme poder terrenal. En serio, con este asunto no se juega. Si espera vivir una vida tranquila —y si sigue los consejos de esta obra, abundante, exitosa y feliz— no pase por alto esta sana advertencia, so pena de verse perseguido por enojadísimos caballeros esgrimiendo filosas armas blancas, disparando letales armas automáticas portátiles y/o vistiendo elegantes chalecos rellenos de compactos y potentes explosivos plásticos. Esto además del daño que pueden causar con su influencia en los sectores ultraconservadores de los estamentos socio-económico-políticos de la nuestra amada sociedad.

Queda Ud. debidamente advertido y por escrito. No me hago resposable de las funestas consecuencias que pudieren derivar de su incumpimiento.

Iniciando la Travesía

Bien, ahora que han quedado claramente expuestos los principales elementos a tener en cuenta, tanto para hacer como para evitar, ya es tiempo de comenzar con la grata tarea de llevar la luz de su sabiduría a su amado público de lectores.

Es importante comenzar con una narrativa sencilla. Como la abrumadora mayoría de los consumidores de este género literario (¿ ?) no son propensos al pensamiento reflexivo profundo (más bien le huyen como a la peste), es esencial no espantarlos con sesudas abstracciones ni con dialécticas abstrusas. Apele a su emotividad (que es mucha), no a su intelecto (que es casi nulo). Impregne su texto con un alto grado de patetismo. Créame, siempre funciona (si no, observe en acción a cualquier líder político o religioso de éxito).

Inicie su relato contando que Ud. era un pobre, desdichado y anónimo ser que buscaba infructuosamente revertir ese tristísimo estado. Es fundamental que Ud. se erija en protagonista, ya que sus victim... perdon, lectores se mostrarán más propensos a creerle si enseña con el ejemplo. El hecho de que Ud. sea un pobre diablo desconocido y sin un peso en el bolsillo es intrascendente. Sus lectores no lo saben y Ud. sería un tonto si se los dijese. Además, para cuando lo estén leyendo miles de personas, Ud. ya habrá dejado de serlo (algo así como una demostración “a posteriori” de una verdad previamente inexistente).

Es importante que la narración sea lo suficientemente abarcativa en materia de frustraciones, sufrimientos y desgracias como para que sus lectores se vean reflejados en él, y lo suficientemente conmovedor —si es posible, lacrimógeno— como para que se sientan capturados emocionalmente, haciendo más fácil que se traguen sin masticar los sabrosos bocadillos que Ud. les ofrecerá a continuación.

Continúe la historia afirmando que en un momento de crisis terminal, Ud. se plantó con firmeza frente a los Poderes Absolutos del Universo y les gritó a viva voz que no soportaba más el patético destino a que lo habían sometido. Que era injusto que un ser brillante y luminoso como Ud. fuera tratado como ciudadano de cuarta categoría en el Gran Concierto Galáctico y que demandaba inmediatamente a Sus Cósmicas e Imperiales Majestades que le enviaran de inmediato el secreto que le permitiera obtener todas aquellas gracias que le habían sido negadas, y que le pertenecen por derecho propio. Y que, créase o no, por un instante el Universo entero se detuvo y todo a su alrededor se volvió frio y oscuro menos Ud., que era envuelto por una cálida luminosidad venida de alguna parte mientras con un fondo de música celestial, una dulcícima voz le decia...

Desarrollando el Tema

Bueno, aquí hay que comenzar con el ¿des?concierto de tonterías. Esto tiene que hacerlo Ud. por su cuenta. No piense ni por un instante que lo voy a hacer yo en su lugar. Después de todo, se trata de su libro. Pero para hacerle la tarea más sencilla, le voy a enumerar una serie de temas que debe tratar para que sus adorados lectores, aquejados de microcefalia, lo consideren el Ser Más Sabio de la Tierra, alguien cuyas palabras son brillantísimos destellos de la Luz Universal y que merece ser seguido y venerado como un representante de la Energía Absoluta.

Bienvenido al New Age

El New Age es un movimiento socio-cultural compuesto por un 10% de la psicodelia flowerpower hippie-pacifista de los '60, un 10% de la rebeldía contestataria roquera de los '70 y un 80% de la idiotez y la ignorancia propias de todas las épocas. Muy lejos de ser una crítica destructiva, lo considero una inestimable herramienta para embutir toda clase de sandeces en los interiormente despoblados cráneos de sus lectores —y de dinero en sus bolsillos.

Las secciones que desarrollaré a continuación, le brindarán un panorama claro y abarcativo de los elementos que juzgo esenciales del movimiento New Age, aquellos que le serán de gran utilidad para dar forma a su iluminado monumento literario.

El Lector es Maravilloso

El primer paso es mejorar la imagen que sus lectores tienen de sí mismos. Elevar su autoestima. Inflar su ego. La mayoría de los consumidores de este tipo de literatura poseen la convicción (consciente o inconsciente) de ser unos inútiles irrecuperables, cuando no unos idiotas irredimibles, condenados al fracaso, el anonimato, la mediocridad y el olvido. Lo que, independientemente de cómo hayan llegado a tan triste conclusión... es generalmente cierto. Su tarea, mi estimado lector, es instalar en sus cavidades craneanas la firme convicción de que son Maravillosos, Geniales, Unicos e Inimitables. Y que su estrepitoso fracaso en el mundo se debe a que la malvada sociedad y el perverso sistema en el que están inmersos está compuesto por gente envidiosa en grado sumo de sus ilimitadas cuan portentosas cualidades, y que trata por los medios mas viles de evitar que alcancen el glorioso destino que se merecen por Decreto Universal.

La Culpa es Ajena

Debe Ud. relevar a sus lectores de cualquier tipo de culpa y/o responsabilidad que les pudiera caber por hallarse en la deplorable situación en la que se encuentran sus existencias. Ellos nunca cometieron errores, ¿Me entiende bien? ¡Jamas! se equivocaron.

Símplemente sucedió que su entorno no fue capaz de entender la sutil inteligencia, la preclara intuición y la aguda precisión de sus pensamientos, palabras y actos. Y si cometieron algún tipo de error, no fue culpa de ellos sino de seres malvados que con aviesas intenciones los alejaron del camino correcto, confundiéndolos con consejos intencionalmente equivocados o con información deliberadamente errónea.

Machaque en sus cabezas la frase de Jean-Paul Sartre. “El infierno son los demás”.

La Visualización fabrica Realidades

Sus lectores serán felices si les afirma con tono doctoral que para obtener lo que desean sólo tienen que visualizarlo interiormente (imaginarlo, en castellano normal). Nada de incurrir en el abuso de torturar sus neuronas haciendo un análisis objetivo de la realidad, y planificar, proyectar y trabajar a partir de las conclusiones obtenidas de ese análisis. Utilizar la mente es un trabajo fastidioso y agotador. Mucho mejor es sentarse a imaginar, perdón, visualizar todas aquellas cosas que deseamos, y, más tarde o más temprano, nos serán entregadas por el Amor Universal, para nuestro permanente y placentero disfrute.

La Voluntad es Todopoderosa

Afirme enfáticamente que lo esencial para lograr algo es desearlo con la debida intensidad. El voluntarismo ignorante y simplón (”el que quiere puede”) es música celestial para los oidos de los impensantes. Nada de disciplina (¡terror!), aprendizaje (¡horror!) o trabajo (¡help!). Como dije anteriormente, el esfuerzo continuado y productivo es inaceptable para los fracasados. El mantra que deberá instalar en sus deficitarios aparatos pensatorios es: “la Voluntad todo lo puede”... (repetir hasta que se les grabe a fuego).

El Poder de la Magia

Incluya elementos de magia en su texto. La magia es una palabra que posee connotaciones místicas para los coprocéfalos, ya que implica posibilidad de transformar la realidad mediante la aplicación de conjuros y/o fórmulas rápidas e infalibles, y fáciles de aprender para obtener algún resultado concreto.

Las Maravillas de Oriente

Los misterios del Lejano Oriente han subyugado desde hace siglos la imaginación de los mononeurónicos.

Mantras para recitar, mandalas para meditar, música zen o celta para escuchar, todo sirve. Mientras crean que con eso van a lograr algo, lo van a seguir al pie de la letra.

El Fracaso de la Ciencia

Casi todos los líderes de Movimiento New Age, y por supuesto sus seguidores, no se cansan de vociferar a los cuatro vientos que la Ciencia Tradicional ha fracasado en hacernos más felices (por supuesto, utilizan para formular sus quejas toda la gama de innovaciones que esa Ciencia nos ha legado). Por lo tanto, debemos dejarlas atrás y embarcarnos en el crucero de las Pseudociencias, que nos ofrecen una inquietante travesía por Universos insospechados.

Estas Pseudociencias nos ofrecen un entorno paradisíaco de donde proveernos de los más apetitosos frutos para saciar el apetito de los disminuidos cerebrales. Recientemente ha recrudecido la oferta de una completa gama de tonterías inventadas por ignorantes y/o avivados en torno a las llamadas “Ciencias Duras” tales como la Física (Magnetismo, Relativismo y Cuántica), la Química, la Biología y otras.

Materia Oscura, Transmutación, Teletransportación y otras son los nombres de las nuevas estrellas del espectáculo pseudocientífico que nos proponen quienes ocupan la cabecera del pensamiento posmoderno. Ud. deberá nombrarlas y explicarle a sus asombrados lectores cómo la adopción de estos nuevos paradigmas de “pensamiento” pueden obrar maravillas en sus destinos.

La Alquimia

La Química es una señorita inteligente, seria, formal... y muy aburrida. La Alquimia es la prima medio idiota de la Química. Pero es muy atractiva. Es exitantemente sexy. Promete cosas buenas, rápidas y a bajo costo. Y como no es una ciencia exacta, se puede sanatear a gusto y placer con ella.

La Metafísica

¡Aristóteles querido... el Pueblo está contigo! Si este genial Filósofo no hubiera inventado la Metafísica (y conste que lo hizo con el honesto deseo de iluminar las mentes de sus discípulos), cuantos charlatanes se hubieran quedado sin trabajo. Desde que se instauró como temática de reflexión, la Metafísica ha servido para que un verdadero malón de delincuentes intelectuales hable y escriba volúmenes enteros de despropósitos de la más diversa índole — y obtenga grandes beneficios con ello. ¿Por qué no habría de beneficiarse Ud.?

Despues de todo, la Metafísica (lo que está más allá de la física) no es se puede ver, medir ni calcular. Así que cualquier cosa que Ud. invente en su nombre (con cierta lógica, desde luego), será tan verdadera como la pergeñada por cualquiera de los grandes filósofos. Y comercializada con grandes beneficios para su autor.

Las Terapias Alternativas

Gracias a los “descubrimientos” realizados por “prestigiosos investigadores” en las llamadas Terapias No Convencionales (Aromoterapia, Cristaloterapia, Angeloterapia, Magnetoterapia, etc.), verá Ud. que tiene a su alcance la más completa variedad de elementos con los que atiborrar las disminuidas mentes de sus lectores en su provecho personal (el suyo, no el de los lectores).

Las Creencias

Las personas ignorantes (la gran mayoría de la población del país) suelen estar orgullosas de sus creencias. Las portan como heráldicos estandartes nobiliarios. Ni por equivocación se le ocurra decirles que estas creencias son tonterías. Se ofenderían con Ud. Apele a un eufemismo psicologista de actualidad. Afirme que son disfuncionales para sus expectativas futuras y que hay que reemplazarlas con otras más funcionales. Lo que en castellano clásico quiere decir que Ud. les va a lavar el cerebro de las pavadas que aprendieron de sus mayores y se los va a llenar con las pavadas de su creación, que son mucho mejores (para Ud. por supuesto).

La Superstición Sobrevivió

La Superstición es lo que quedó de las antiguas culturas ya fenecidas (algunas hace mucho y otras no tanto). Como los dioses de las nuevas civilizaciones fueron más poderosos que los de las antiguas (sus seguidores estaban provistos de armas más potentes), estas creencias fueron “oficialmente” derogadas. Pero las creencias que sustentaban sobrevivieron y poseen una fuerza notable. Si las sabe utilizar en su provecho, pueden serle de gran beneficio a la hora de encadenar las voluntades de sus seguidores.

Internet al Rescate

Busque en Internet, Google mediante, citas de los grandes maestros filosóficos y espirituales. Si son de la antigüedad, mejor. Si son orientales, mejor aún. Y si además de antiguos y orientales son incomprensibles, excelente. Si nadie entiende lo que quisieron decir, significa que debían ser muy inteligentes y si Ud. los cita, creerán que Ud. sí los entiende y, por lo tanto, Ud. es también muy inteligente, además de culto. Salpique su texto con estas citas para dar solidez y credibilidad a las tonterías que Ud. escribe. Tambien tiene al alcance de su mano (más bien de su buscador) una enorme cantidad de clichés y slogans pseudoreligiosos, pseudofilosóficos, pseudopsicológicos y pseudocientíficos para condimentar el guiso místico con que alimentará las afiebradas mentes de los imbéciles.

Epílogo

Bueno, si Ud. tiene al menos una neurona en funcionamiento y ha seguido fielmente mis sabias instrucciones, ya debiera tener a punto el sabroso cocktail místico con el que emborrachará de luz y sabiduría a sus adorados lectores. Agítelo suavemente en el procesador de textos y sírvalo en un formato con agradable tipografía y luminosas imágenes y voilá. Listo el pollo... el libro. Sólo le resta encontrar un editor astuto que se avenga a imprimir y distribuir sus Eternas Verdades y... “pasando por caja que hay efectivo”. La masificada turba de descerebrados se peleará por conseguir una edición de su Genialidad encuadernada en rústica. La riqueza, la fama y la felicidad serán suyas para siempre.

Copyright 2015 by Raúl norberto Confalonieri